Con los pósters recién estrenados, Tron: Ares confirma que no es solo otro revival ochentoso. El film promete llevar la Grid a un terreno más áspero y tangible, con efectos visuales de última generación, fotografía que supera Legacy y un soundtrack a cargo de Nine Inch Nails que podría marcar un antes y un después en la saga

Los pósters de Tron: Ares ya nos dicen mucho más de lo que parece. La estética está lejos de ser un calco de Tron: Legacy: hay un cambio de textura. Esa decisión estética es clave: Joachim Rønning parece apostar a una Grid que se siente más “vívida”, menos simulación y más realidad alternativa.
El apartado técnico también tiene historia detrás. Se sabe que el film está trabajando con un mix de VFX digitales y escenografía física, rodando en escenarios volumétricos y con tecnologías heredadas del StageCraft de Lucasfilm. Eso explica la sensación de profundidad y escala que se percibe en los pósters y en las primeras imágenes: no es solo render, hay integración de sets tangibles con capas digitales que los potencian.
Y surge la pregunta, ¿qué tan distinto se va a sentir este Tron con una música firmada por Nine Inch Nails? Porque si Daft Punk le dio a Legacy una vibra retrofuturista y elegante, Trent Reznor y Atticus Ross (bajo el paraguas NIN) podrían darle una oscuridad industrial inédita a la saga. Ese cambio de registro no es menor, puede alterar completamente el tono, llevando la experiencia de un “viaje de neón” a un thriller cibernético.

En cuanto al legado actoral, el regreso de Jeff Bridges como Kevin Flynn no solo aporta nostalgia, también plantea la idea de continuidad, de un puente entre la filosofía casi mística de la primera película de 1982 y el costado más existencial de Legacy. Bridges no es un simple cameo, es la encarnación de la memoria digital que persiste. A su lado, Jared Leto como Ares aparece con un diseño que mezcla lo amenazante, casi un mesías oscuro dentro de la Grid. Greta Lee, Evan Peters y Gillian Anderson completan el tablero, y sus pósters refuerzan la idea de que no hay personajes menores, todos parecen piezas vitales en este nuevo mapa.
Cinéfilamente hablando, lo lindo es ver cómo Tron: Ares intenta combinar la escuela visual clásica con lo último en tecnología de producción. Es una apuesta riesgosa. Si se queda en el guiño ochentoso, va a ser solo nostalgia; si logra integrar música industrial, VFX inmersivos y personajes con peso dramático, puede convertirse en el primer Tron que trascienda de verdad el culto y logre masividad.
