Reseña Hollow Knight Silksong: Un maravilloso indie con gusto a GOTY

La esperada secuela del aclamado juego de Team Cherry finalmente si existía, y no podemos estar más contentos con el resultado

Tras años de silencio y suspenso, entre rumores y expectativas alocadas, Hollow Knight: Silksong por fin está entre nosotros. El juego tuvo una campaña publicitaria peculiar desde su anuncio y se hizo esperar durante ocho largos años, periodo en el que los fanáticos de la primera entrega soñaron incansablemente con una fecha de estreno para uno de los indies más esperados de la última década. Finalmente, casi por sorpresa, hace unas semanas se confirmó su ventana de lanzamiento: el 4 de septiembre de 2025. Ya jugamos a esta aventura de principio a fin y tenemos mucho que decir al respecto. Sin embargo, antes de profundizar, queremos ofrecer algunas aclaraciones para quienes estén indecisos sobre adquirir el videojuego o, simplemente, deseen saber qué esperar de esta experiencia.

Puntos para destacar

Aunque parezca obvio para los fanáticos de Hollow Knight, Silksong es un juego DIFÍCIL, pero no injusto. Proporciona al jugador las herramientas necesarias para enfrentarse a los peligros de su mundo, pero no lo toma de la mano todo el rato. Desde los primeros compases, el juego deja claro su elevado nivel de dificultad, superior no solo al promedio de su género, sino también en términos generales. Detalles como que los enemigos quiten dos corazones de vida con la mayoría de sus golpes o que el ataque hacia abajo de Hornet (la protagonista) sea en diagonal en lugar de vertical, como en el juego anterior, pueden representar una barrera de entrada significativa para jugadores inexpertos o desinformados. Sin embargo, sería injusto criticar al juego por esto, ya que sus mecánicas centrales están diseñadas para que el jugador aprenda a superar estos desafíos. Las secciones de plataformas fomentan la familiarización con los controles, y el hecho de que las curaciones regeneren tres corazones de una sola carga demuestra la intención de los desarrolladores de retar a los jugadores a mejorar y sortear los obstáculos iniciales.

Otro aspecto destacable es que Silksong no pretende revolucionar su género. Ofrece un nivel de pulido superior al de su predecesor, pero mantiene una naturaleza continuista. La base jugable es muy similar a la del primer juego: los jefes y escenarios son desafiantes, los secretos siguen la misma filosofía, y los movimientos y ataques de los personajes, en líneas generales, conservan la misma esencia. El juego tiene claro su público objetivo y no busca complacer al jugador promedio, sino a quienes ya están familiarizados con la experiencia que representa.

Por último, la premisa y la historia principal son bastante sencillas y no particularmente profundas. Sin embargo, al explorar las descripciones de los objetos, descubrimos que Silksong adopta un enfoque similar al de los juegos tipo souls: el lore, oculto en los detalles, es donde se encuentra la mayor riqueza narrativa sobre los eventos que rodean la aventura.

Lo mejor del juego

Respecto al desafío, y teniendo en cuenta lo que el videojuego espera del jugador, su constante progresión conforme avanzamos se encuentra en un nivel óptimo para no hacernos sentir sobrepasados por lo que tiran hacia nosotros, pero tampoco dejarnos queriendo más por resultar poco apremiante. Los jefes, enemigos convencionales y escenarios que debemos atravesar son lo suficientemente desafiantes como para exigirnos un trabajo de prueba y error que consigue hacernos sentir una satisfacción impresionante al poder superar dichos desafíos, especialmente en el camino principal para completar la aventura.

El sistema de movimiento nos sorprendió gratamente, aunque las primeras horas pueden resultar algo frustrantes. Al inicio, habilidades como el ataque diagonal hacia abajo se sienten extrañas, pero tras superar las primeras zonas, el control de Hornet se vuelve una delicia. Sus saltos y habilidades únicas (que no revelaremos para evitar spoilers) le otorgan una agilidad excepcional, poco común en juegos de este tipo. Atravesar escenarios pasa de ser una tarea ardua para convertirse en un fin en sí mismo, ya que invita a exprimir al máximo el arsenal de movimientos de la protagonista. Esto, combinado con los numerosos rompecabezas ambientales que exigen reflejos rápidos y una buena planificación, convierte al control en uno de los puntos más fuertes del juego.

Los rompecabezas ambientales también destacan por su calidad. La lista de movimientos de Hornet abre un extenso abanico de posibilidades para resolver estos acertijos y superar las secciones de plataformas. Ya sea para avanzar en el camino principal o para facilitar rutas opcionales, ninguna habilidad se siente como si estuviera de más, y aprender a dominarlas resulta muy gratificante. Además, estos rompecabezas están cuidadosamente diseñados, aprovechando tanto el entorno como la colocación estratégica de enemigos para aumentar el desafío sin caer en lo injusto.

Para los fanáticos de los caminos secretos y objetos ocultos, también hay buenas noticias, ya que este juego posee una cantidad casi inagotable de misiones secundarias, rutas y hasta secciones enteras del mapa escondidas y repletas de cosas por descubrir. Lo mejor de todo es que se sienten como una parte orgánica del juego que está ahí por algo en específico y no solo eso, los NPC que encontramos en dichas zonas se sienten reales y acordes a su contexto espacial y de situación, sumado a que todos y cada uno de ellos están muy bien diseñados y nos resultaron sorprendentemente carismáticos para ni siquiera comunicarse con expresiones reales y simplemente hablar con sonidos inentendibles.

En cuanto al apartado artístico, tampoco tenemos de qué quejarnos. El juego tiene un diseño precioso en cada rincón de cualquier pantalla y para todo personaje con el que nos crucemos. Los escenarios se sienten variados y frescos en todo momento, la identidad visual del título es coherente y consistente durante la totalidad de su duración y todo se siente meticulosamente planeado hasta el más mínimo detalle. La banda sonora es impecable y contiene temas que quedaron repitiendose en nuestra cabeza incluso mucho después de superar ciertas zonas.

Por último, pero no por ello menos importante, desde un punto de vista técnico, el juego tampoco decepciona. El diseño sonoro es de lo mejor que tiene, cada cosa que pasa, enemigo que nos ataca, movimiento que hacemos y un sinfín de acciones más se sienten con un peso propio gracias a lo logrado que está este apartado. El rendimiento, pese a no ser un juego muy exigente, es correcto y estable, no tuvimos ninguna caída de frames durante toda la experiencia jugando con una PC de gama media.

Lo peor del juego

Aunque sus puntos positivos brillen más que los negativos, el juego no está exento de ellos y creemos que pueden verse amplificados dependiendo del perfil del jugador.

Uno de los problemas más evidentes es la curva de dificultad inicial, que puede sentirse mal calibrada. Los cambios en la movilidad, el daño elevado de los enemigos y el ritmo más frenético del juego hacen que las primeras tres o cuatro zonas sean especialmente desafiantes para jugadores novatos. Este problema se atenúa en fases más avanzadas, pero puede desanimar al principio.

Siguiendo en la misma línea de problemas relevantes durante los primeros compases de la aventura que se extienden a lo largo del juego pero se diluyen un poco en el late game, los precios de la economía se sienten desproporcionados con respecto a las pocas monedas que sueltan los enemigos, más aún teniendo en cuenta que no todos nos dan recompensas al acabar con ellos. Por poner un ejemplo de esto, el primer mercader con el que nos cruzamos nos vende un objeto a 550 de la moneda del juego y para ese momento un enemigo común puede soltarnos entre 5 y 15 unidades, generando un posible farmeo que se siente interminable y que cosas como la chance de perder lo que llevamos encima al morir, no facilitan.

Otro aspecto criticable es que algunas mecánicas y objetos están poco o mal aprovechados. Sin entrar en spoilers, el juego introduce opciones para modificar significativamente el moveset de Hornet, pero estas llegan demasiado tarde, cuando el jugador ya está acostumbrado a un estilo de juego específico. Adaptarse a nuevos controles ofrece pocos beneficios en comparación con el esfuerzo requerido. Además, varios objetos y trampas son demasiado situacionales o poco útiles, lo que lleva a utilizarlos solo en combates puntuales contra jefes o a ignorarlos por completo.

Finalmente, creemos que, aunque no suceda en todos los casos, muchos caminos hacia varios de los jefes se sienten algo extensos y tediosos de recorrer cuando tenemos que ir hasta un lugar muy alejado del punto de control más cercano al morir más de una vez. Nuevamente tratando de evitar contar momentos relevantes, consideramos importante mencionar un caso puntual que tiene que ver con un recorrido por una zona que hace algo bastante molesto con la barra de seda hasta un jefe que se encuentra muy lejos de cualquier punto de control.

Bugs y errores

Sorprendentemente, más que nada luego de escuchar testimonios de gente que tuvo algún problema puntual, nosotros no nos encontramos con errores significativos. Nuestra experiencia no se vio afectada en ningún momento y pasamos toda la campaña sin toparnos con ninguna clase de glitch o bug.

Conclusión

Hollow Knight: Silksong, pese a ser una secuela continuista, supera a su predecesor en casi todos los aspectos. Ofrece un combate exquisito, un diseño de personajes y escenarios visualmente impactantes, una banda sonora memorable y un nivel de desafío alto pero gratificante, acompañado de horas de contenido secundario. Sus puntos negativos, aunque presentes, no empañan la experiencia y tienden a diluirse con el tiempo. Este indie que todos esperabamos cumplió, y por mucho, con las expectativas que teníamos y, seguramente, aparecerá en más de una lista como nominado a GOTY.

Compartir esta noticia

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *