Black Ops 7: una beta que busca innovar, pero no logra escapar del déjà vu

La nueva entrega de Call of Duty intenta romper con lo establecido gracias a su sistema de movimiento libre y mapas verticales, pero la sensación general es que el cambio todavía no alcanza

Durante varios días de prueba, Black Ops 7 nos dejó una impresión clara: hay ambición y ganas de mover la fórmula, pero el salto no termina de sentirse tan grande como promete. El nuevo sistema de movimiento Omnimovement es la novedad más fuerte y, sin dudas, lo que más cambia la experiencia. Ahora podemos desplazarnos con total libertad, girar en el aire, rebotar en muros o encarar enfrentamientos desde ángulos poco convencionales. El resultado es un ritmo de combate muy ágil y explosivo, aunque por momentos excesivamente rápido, donde algunos duelos se definen en milisegundos.

Los mapas incluidos en la beta —con diseños más verticales, pasillos múltiples y zonas abiertas— buscan aprovechar al máximo esta nueva movilidad. Visualmente son sólidos y mantienen el estilo característico de Treyarch, pero su estructura sigue siendo familiar: tres carriles principales, puntos de choque predecibles y una sensación de terreno conocido. Se siente un intento de evolución, aunque la base sigue siendo la misma que venimos viendo desde hace años.

El emparejamiento por habilidad (SBMM) vuelve a estar presente y, como era de esperar, genera cierta frustración. Las partidas tienden a volverse más exigentes demasiado rápido, y esa progresión forzada entre niveles puede desgastar en sesiones largas. Aunque es comprensible que la beta sirva para recolectar datos de balance, también deja en evidencia que la experiencia más casual se ve afectada por esta decisión.

El modo Zombies ofrece una experiencia más intensa y demandante. Los enemigos atacan con mayor agresividad y los escenarios están repletos de detalles, creando una atmósfera más opresiva. Hay mejoras visuales notorias y algunas novedades en las mecánicas, pero la esencia se mantiene: sobrevivir oleada tras oleada con recursos limitados y ritmo frenético. Es divertido, pero también deja la sensación de que, más allá del envoltorio, el núcleo no cambió demasiado.

En PC, la beta trajo cierta polémica por exigir configuraciones de seguridad como TPM 2.0 y Secure Boot, lo que dejó fuera a varios jugadores con equipos más antiguos. Aunque la intención es reforzar el sistema antitrampas, muchos lo sienten más como un obstáculo que como una mejora real.

Más allá de eso, el rendimiento general fue correcto y el gunplay sigue siendo uno de los puntos más fuertes: contundente, preciso y con una respuesta impecable. Las animaciones, la fluidez y la sensación de impacto siguen estando a gran nivel.

En resumen, Black Ops 7 intenta dar un paso adelante y, en parte, lo consigue. Pero al mismo tiempo repite viejos hábitos que pesan cada vez más en la saga. Hay ideas interesantes, una jugabilidad sólida y un ritmo explosivo, pero también la sensación de estar ante una entrega que juega sobre terreno seguro. Si Treyarch logra ajustar el equilibrio entre lo nuevo y lo clásico, podría convertirlo en una de las sorpresas del año. Por ahora, la beta deja un mensaje claro: hay potencial, pero también cansancio acumulado.

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