Después del tropiezo en 2017, los Pitufos regresan en una nueva aventura animada que busca reinventarlos para una nueva generación. ¿Lo logran? No del todo

Sinopsis: Cuando Papá Pitufo es misteriosamente secuestrado por Razamel, el hermano menor de Gargamel, Pitufina y Sin Nombre (un pitufo que aún no tiene su característica definida) lideran una misión al mundo real para rescatarlo. Con ayuda de nuevos amigos, deberán descubrir el motivo detrás del rapto y evitar la destrucción de su universo.

Pasan los años y las ideas originales parecen cada vez más escasas. Esta vez, se evidencia con una nueva película de Los Pitufos que, tras el fracaso animado de 2017, intenta regresar con una historia típica y una animación peculiar.

La historia es regular. Las tramas que giran en torno a estos personajes suelen repetirse, y aunque en esta oportunidad intentan un enfoque diferente, no termina de funcionar del todo debido al desarrollo de otras subtramas que desvían la atención. Aun así, el intento se nota. Tenemos, más o menos, tres tramas distintas. Ninguna resulta especialmente interesante por sí sola, pero logran complementarse lo suficiente como para hacer avanzar la película. Eso sí: el ritmo es uno de sus mayores problemas. Con apenas 92 minutos de duración, su estructura errática hace que parezca mucho más larga, agotando al espectador con chistes sin gracia y canciones irritantes (esto último probablemente sea culpa del doblaje al español).

Una peli infantil no debería sentirse tan densa. Y aunque te mantiene medianamente enganchado, esa sensación de que nunca arranca del todo arruina la experiencia. En mi sala había muchos niños y aun así hubo silencios incómodos cuando se suponía que los chistes debían hacer reír. Algunos funcionan, claro, pero en general uno se ríe más por lo malos que son. Ni los chicos parecen divertirse escuchando por décima vez en cinco minutos la palabra “pitufi-algo”. Incluso hay bromas puestas solo para mencionar marcas conocidas, como si el espectador dijera “¡Ja! Mencionó X marca” y eso… es bastante lamentable.

La mayoría de los nuevos personajes no resultan atractivos ni memorables. El único que realmente destaca es Razamel, el hermano menor de Gargamel, que se roba las mejores escenas, especialmente en sus interacciones con su asistente. Se agradece el intento de renovar el universo con nuevas caras, pero muchos personajes resultan insufribles o innecesarios, con líneas escritas únicamente para justificar la participación de famosos en el doblaje original (sobre todo te hablo a vos, Tortuga).

La animación al principio no convence: se ve robótica, extraña, casi como hecha con inteligencia artificial. Pero, afortunadamente, después de la introducción mejora notablemente. El estilo visual termina siendo una fortaleza y hay una escena en especial que brilla por cómo combina varios estilos de animación de forma divertida y creativa, sin sentirse forzada.

Claramente, esta película quiso replicar el estilo musical, colorido y divertido de Trolls (sin lograrlo) y traer a los Pitufos de vuelta para las nuevas generaciones. Pero con dos live actions previos que funcionaron bien (al menos para mí), este nuevo intento se siente innecesario, aunque también inevitable: hoy todo gira en torno a exprimir propiedades intelectuales conocidas. Además, no sé quién decidió estrenarla el mismo mes que Jurassic World, Superman y Fantastic Four, pero parece que quieren que fracase.

A pesar de algunas risas sueltas y un par de decisiones visuales interesantes, Pitufos no es la vuelta que estos personajes merecían. Me entristece decir que mi calificación es un 3/10. Tal vez funcione como una salida familiar, pero no creo que sea ese momento divertido y lleno de risas que uno esperaría.

Duración: 1 hora y 32 minutos.

Apta para todo público.

Contiene una escena post-créditos.