Crítica Papá x Dos

En la antesala de su estreno, Papá x Dos tuvo su avant premiere en el cine Dot con alfombra roja y la presencia de todo el elenco. Benjamín Vicuña y Celeste Cid fueron los grandes protagonistas de la noche, pero también acompañaron figuras como Julieta Poggio, Homero Petinatto que se suman al reparto y aportan frescura a esta comedia que busca conquistar al público local. La película está dirigida por Hernán Guerschunycon el objetivo claro de devolver a la pantalla grande una propuesta liviana, cercana y de corte familiar

La historia se sostiene en una narrativa clásica, una pareja que intenta proyectar un futuro se ve sacudida por la reaparición del ex de ella, quien además resulta ser el padre biológico del bebé que está en camino. La premisa, con tintes de sitcom moderna, funciona como motor de enredos, rivalidades y afectos cruzados. Los diálogos, en su mayoría, están bien escritos y ofrecen momentos de humor, ironía y ternura.

En paralelo con esta estructura tradicional, Papá x Dos también propone una mirada contemporánea sobre las nuevas formas de familia y la convivencia moderna. La película no solo explora los malentendidos y los celos típicos de un triángulo amoroso, sino que muestra cómo los adultos pueden adaptarse emocionalmente a situaciones inesperadas y construir vínculos fuera de los esquemas tradicionales. Este enfoque aporta profundidad al relato ya que invita a cuestionar y celebrar la diversidad de las familias actuales, sin perder el tono cálido y accesible que caracteriza al film.

Donde el film logra lucirse es en las actuaciones. Vicuña y Lucas Akoskin se adaptan con naturalidad al personaje, dándole matices que lo hacen destacar en cada aparición, mientras que Celeste Cid sostiene con calidez y convicción el contrapunto necesario. A esto se suma un elenco secundario que no pasa desapercibido, la actriz que interpreta a la hermana del personaje de Vicuña  aporta una autenticidad que equilibra varias escenas, y la participación de Poggio suma una cuota de frescura que acompaña bien el tono general de la película.

La dirección deja que desear, los planos, muchas veces, se sienten vacíos, estáticos, sin tensión visual que acompañe a los conflictos narrativos. Algunas secuencias se alargan innecesariamente, como la guerra de agua y pintura en la casa, concebida para la comedia física, termina perdiendo gracia por su extensión y ritmo. Esa falta de pulso en la dirección se repite en varios pasajes, generando la sensación de que la película avanza a paso de hormiga.

Aun así, Papá x Dos no deja de ser un título que puede entretener al público general. Tiene química en su pareja protagónica, diálogos efectivos y un espíritu familiar que no busca más de lo que ofrece. Es una comedia que se deja ver, cumple con el plan de una tarde en el cine. Lo que queda en deuda, sin embargo, es la ambición de su realización.

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