Los 4 Fantásticos es la adaptación que necesitábamos, justo en un momento en que muchos daban por muerto al cine de superhéroes

Durante años se intentó llevar al cine a la primera familia de Marvel. Es curioso: siendo el primer supergrupo de la editorial, nunca lograron generar el mismo cariño que los X-Men, también llevados al cine por Fox. La primera adaptación oficial que vimos en nuestro país fue la de 2004, con un joven Chris Evans como Johnny Storm, papel que incluso retomó brevemente en Deadpool & Wolverine. Si bien con el tiempo la película ganó algo de cariño por parte del público, no fue una buena adaptación: los personajes eran caricaturescos y costaba empatizar con ellos. Su secuela, Los 4 Fantásticos y Silver Surfer, tampoco estuvo a la altura. Falló en algo clave, Galactus, el villano más icónico de Marvel, fue reducido a una nube cósmica sin forma, inspirada en su versión del universo Ultimate. Un desperdicio total.
En 2015, Fox lo intentó de nuevo con Miles Teller y Michael B. Jordan. Una vez más, tropezaron con la misma piedra. Para entonces el MCU ya estaba en plena fase 2 y era imposible competir. El resultado fue una adaptación olvidable y desastrosa.

Tuvieron que pasar 21 años desde esa primera versión para que, finalmente, se hiciera justicia. (La de 1994 directamente ni llegó a cines y es más una rareza como la del Capitán América de 1990.) Ahora, de la mano de Matt Shakman, director de Wandavision, Game of Thrones y Mad Men, llegó una película que abraza con amor la esencia del cómic original creado por Jack Kirby y Stan Lee en 1961.
Desde el minuto uno, la estética retrofuturista de los 60’s marca el tono. Shakman, como ya lo hizo en Wandavision, logra capturar esa mezcla de ciencia ficción clásica y fantasía desbordante que definió a los cómics originales. Y para quienes crecimos viendo los dibujos animados de Hanna-Barbera de los 4 Fantásticos en los 80s y 90s, hay una sensación de reencuentro. Es imposible no emocionarse al ver que esa esencia de familia, exploración y rarezas cósmicas vuelve con tanta fuerza.
La historia, por supuesto, ya la conocemos: esta fantástica familia viaja al espacio y regresa con poderes adquiridos tras ser irradiada por una tormenta cósmica. Pedro Pascal interpreta a Reed Richards, Vanessa Kirby brilla como Susan Storm, Joseph Quinn se luce como el carismático Johnny Storm, y Ebon Moss-Bachrach le da vida (y corazón) a Benjamin Grimm, acompañado por H.E.R.B.I.E., el simpático asistente robótico. (Recordemos que Ebon ya estuvo en el MCU como Microchip, el aliado de Punisher en la serie de Netflix).
Vanessa Kirby se destaca como la verdadera estrella del equipo: su Susan es magnética, emocional, poderosa y central en la trama, no solo porque está embarazada, sino porque representa el núcleo emocional del grupo. Pascal cumple como Reed, aunque queda claro que hubo recortes que le quitaron profundidad. Ben y H.E.R.B.I.E. funcionan como alivio cómico, y Johnny tiene varios momentos que hacen honor a su historia en los cómics, incluso persiguiendo a Silver Surfer, quien esta vez no es Norrin Radd sino Shalla-Bal. El CGI en ella es impecable, un salto enorme desde los errores de Thor: Love and Thunder.

Pero si hay un momento que marca un antes y un después, es la llegada de Galactus. Adaptar el arco de “La llegada de Galactus” era una jugada arriesgada como ya pasó en el pasado, pero verlo caminar por Nueva York, erguirse como un dios cósmico, es de los momentos más imponentes del MCU. Una escena que evoca el impacto que tuvimos con Thanos o la batalla de Nueva York en Avengers, pero en una sola película.
La película es ágil, entretenida y se siente como una verdadera historia familiar, con conflictos internos, momentos emotivos y acción de sobra. Quizás a Reed le falte algo de protagonismo, pero eso seguramente se desarrollará en Avengers: Doomsday.
Un detalle no menor, por primera vez en el MCU se hace un homenaje directo al maestro Jack Kirby, sin quien no tendríamos ni a los 4 Fantásticos ni a tantos de los personajes que amamos de Marvel y DC. Lamentablemente, como suele pasar, estos homenajes llegan tarde, pero al menos llegan.
En conclusión, esta película es una carta de amor al género, a los cómics y a los fans.
El cine de superhéroes no está muerto. Solo tenía que volver a sus raíces.
Larga vida a Los 4 Fantásticos.