Los cuatro fantásticos dan sus primeros pasos, y Galactus no se queda atrás

Luego de años de espera, al fin tenemos a la familia de superhéroes que liderará gran parte del futuro del UCM

Sinopsis: Los cuatro fantásticos son los amados protectores de la Tierra-828. Ya la han salvado de innumerables amenazas, pero luego de que Sue anuncia su embarazo, Silver Surferllega como heraldo de un ser cósmico que devora mundos: Galactus. Les informa que su planeta ha sido marcado para la muerte y que no hay nada que puedan hacer al respecto, pero no tiene idea contra quiénes se están enfrentando.

Pocas películas del UCM lograron cautivar al público luego de Avengers: Endgame. En parte porque muchas de ellas requerían que el espectador hubiera visto las series en Disney + para poder seguir la trama; pero también porque no presentaron héroes con el nivel de carisma que tuvieron los anteriores (Iron Man, Capitán América, etc).

Por primera vez, tenemos en la pantalla grande a personajes que los fans vienen reclamando desde los inicios de esta franquicia. A pesar de haber tenido sus adaptaciones, ninguna logró capturar la verdadera esencia de los cuatro fantásticos. La que los diferencia de los demás y los hace mucho más poderosos: el amor que los une como familia.

Matt Shakman, director de WandaVision, regresa para presentarnos un mundo muy distinto al que estamos acostumbrados en este universo cinematográfico: una sociedad retro-futurista que fusiona conceptos interesantes de la ciencia ficción y la fantasía. Sus habitantes, además de necesitar salvación, tienen un vínculo emocional con los cuatro fantásticos. Ese lazo no solo les da profundidad y personalidad, sino que también los convierte en piezas clave de la trama, empujando a nuestros héroes a ser la mejor versión de sí mismos.

Además de despegarse estéticamente de otras películas de Marvel Studios, con un planeta vibrante y lleno de vida, logra despertar emociones genuinas en el espectador que remiten a lo que el UCM solía ser. Sue Storm (Vanessa Kirby) es la que más se luce del equipo. Además de parir un nuevo integrante, carga con el peso emocional de la historia, dándole profundidad a un personaje que en adaptaciones anteriores había sido subestimado. Johnny Storm (Joseph Quinn) también tiene su momento para brillar ––y flamear— en una trama que equilibra perfectamente su lado cómico con la sensibilidad del hombre de fuego.

Ben Grimm (Ebon Moss-Bachrach) es puro CGI, pero aun así logra transmitir toda la calidez y humanidad que hacen entrañable al personaje. Forman un dúo con Johnny que funciona como el alivio cómico de la película, y lo sorprendente es que el humor está muy bien. La sala se rio audiblemente repetidas veces, no sé si recae directamente en el guion o en la química de los actores, pero definitivamente se diferencia de ese humor repetitivo que estamos acostumbrados a ver en el UCM.

Por último, tenemos a Reed Richards (Pedro Pascal), el líder y la mente del equipo superpoderoso. A pesar de que Pascal logre transmitir su carisma natural en el personaje, es evidente que había mucho más del hombre elástico que la película no alcanza a mostrar. Mientras que todos los demás integrantes (incluyendo su nuevo hijo) logran llegar al corazón del espectador, Reed nunca se termina de desenvolver y termina siendo un dispositivo del guion más que un personaje. Tiene todas las ideas y la inteligencia para resolver cualquier problema que se le presente, pero no la profundidad ni el espacio necesario para demostrarnos por qué es considerado el hombre más inteligente del planeta.

Puede que esto se deba, en parte, a la decisión de la película de saltear la historia de origen de los cuatro fantásticos. Es una elección acertada en términos de ritmo, ya que nos ahorra tener que ver la misma situación por tercera vez, pero también le quita a Reed la oportunidad de brillar como líder en la misión espacial que transformó para siempre a las personas que más ama. Vemos cierto arrepentimiento en él, sabiendo que los puso en un peligro completamente evitable, pero el salto temporal de cuatro años hace que todos ya estén adaptados a sus poderes y a sus nuevos roles, restando el peso dramático al conflicto.

Esto sucede porque la película no frena un segundo. En la primera mitad somos arrojados a un montaje de noticias que resume lo que estuvieron haciendo los protagonistas, para luego saltar directamente a la posible destrucción de su planeta. Es en el punto culminante de esta primera hora que vemos la mejor secuencia espacial de una entrega de Marvel, pero la trama se estanca una vez que termina. El rtimo sigue siendo rapidísimo y nunca llega a aburrir, pero desacelera los elementos que la hicieron interesante desde un comienzo. Es como si tuviéramos un principio y un desenlace, pero no un desarrollo en el medio.

Silver Surfer y Galactus se sienten como amenazas tangibles, a diferencia de los villanos olvidables de Capitán América 4 o The Marvels. El ser cósmico es inevitablemente imponente, y los efectos trasladan su presencia a la pantalla grande de manera fantástica. Las escenas de él caminando por Nueva York son tranquilamente la mejor parte de la película. Aunque la pelea final sacrifica la lógica por el espectáculo visual, puedo decir que valió completamente la pena.

Los cuatro fantásticos: Primeros pasos introduce a un equipo ya consolidado, con sus roles y lugar en el mundo muy definidos, pero aún así se siente fresco y novedoso. También es emocionante poder ver el lado cósmico del universo de Marvel, si bien ya vimos un acercamiento en Eternals, aquí finalmente se le hace justicia a los seres gigantescos que lo sostienen. A pesar de tener problemas narrativos que no la dejan alcanzar su mayor potencial, esta es una adaptación sólida que recupera algo de la emocionalidad que solían tener las mejores películas —y héroes— de Marvel Studios.

Puntaje: 6/10

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