Una de las sagas de terror más populares de la última década regresa con su cuarta entrega, prometiendo la historia más oscura que hemos visto hasta ahora (otra vez)

Sinopsis: Tras años dedicados a investigar lo paranormal, Ed y Lorraine deciden retirarse para proteger a su familia y dedicar tiempo a su hija Judy. A pesar de que se niegan a adentrarse en otro caso, hay una familia que necesita su ayuda, y el demonio parece tener un vínculo directo con los Warren.
El conjuro 1 fue un éxito en la taquilla y con la crítica, reavivando el interés por el terror paranormal y desatando la franquicia que tenemos hoy en día. A pesar de que las últimas entregas fueron peores que decepcionantes –entre ellas La Monja, La Monja 2y la trilogía de Annabelle– había una luz al final del túnel con El Conjuro 4: El director de la primera película volvería a tener un rol más decisivo en su desarrollo. Aunque en los títulos anteriores James Wan solo supervisaba y colaboraba mínimamente en los guiones, su regreso prometía recuperar algo del espíritu original.
Aunque la película está lejos de alcanzar el nivel de calidad de sus predecesoras, se puede decir que hay un poco de la magia que una vez tuvieron. No proviene de lo perturbador o de un misterio atrapante, sino de la química y el compromiso de sus protagonistas. Vera Farmiga y Patrick Wilson hacen lo posible por mantenernos alertas en una historia que pocas veces logra generar tensión, con escenas formuladas que dependen de la estupidez de los personajes para siquiera funcionar.

La trama se reduce a una sucesión de secuencias que culminan en jumpscares, intercaladas con la historia familiar de los Warren. Es en este ida y vuelta que la duración de la película se hace muy evidente: en lugar de avanzar, repite la misma escena una y otra vez –un personaje escucha algo en una habitación, entra MUY lentamente, se asusta– sin la atadura emocional que tenían la primera y segunda entrega. Solo vemos eso en Ed y Lorraine junto a Judy (Mia Tomlinson), aunque más como fan service que como un intento genuino de escribir un final digno para estos personajes.
Además de repetirse a sí misma, recicla muchos conceptos ya vistos en sus predecesoras. Hay varios juguetes que cobran vida, canciones de cuna que se tornan terroríficas, objetos reapareciendo mágicamente en lugares inexplicables y una familia acosada por demonios, acusada de mentir tal como ya había sucedido en la segunda entrega. No solo roba elementos de su propia franquicia, sino que también copia a otras películas del género, limitándose al camino más seguro que una cinta de terror puede tomar.

Oculus se estrenó en 2013 (el mismo año que El Conjuro) y logra contar una historia aterradora de un espejo embrujado, por más ridículo que suene, sin que este se mueva de la pared en toda su duración. En El Conjuro 4, sin entrar en spoilers, el espejo embrujado termina yendo por ese camino bizarro que arruina cualquier tipo de tensión construida hasta ese momento. Hasta los mismos jumpscares son parecidos a los de Weapons, con caras sonrientes deformadas y pintadas, pero ejecutados de tal manera que los esperas en lugar de temerlos.
Incluso la puesta en escena parece seguir un manual, con movimientos de cámara y encuadres que buscan replicar la identidad visual que otros directores trajeron a la saga. Tenemos el famoso plano secuencia de la casa para presentarnos a los integrantes de la familia, pero en vez de tener un propósito narrativo, da la impresión de que solo están marcando casillas de lo que una película de El Conjuro “debe” tener. Al igual que muchos otros recursos, se siente forzado y termina arruinando cualquier intento de inmersión del espectador.

El Conjuro 4 es una película de terror que parece haber sido hecha por encargo, con la única tarea de copiar los elementos que triunfaron en las entregas anteriores. La tercera tampoco fue buena, pero se tomó el esfuerzo de seguir expandiendo el universo con nuevos conceptos y una historia sin precedentes. En este caso, el espectador ya sabe todo lo que los personajes creen descubrir y la falta de un misterio que unifique los dos lados de la trama queda expuesta, reducido a algo que podría resolverse en una sola línea de diálogo. Lo único bueno son los personajes y algún momento aislado que sorprende, con un cierre que dejará feliz a los fans de la pareja cazadora de demonios.
Puntaje: 5/10