Zach Cregger Vuelve al terror. Luego de su asombrosa entrega “Barbarian” (2022), se embarcó en una inédita apuesta de un ambicioso proyecto. Reunió al elenco indicado, se puso al frente del guion, prestó su mano en la producción, colaboró en la composición, inició el rodaje y fue así como cobró vida este magnífico largometraje de categoría R: “Weapons”

Con una duración de 120 minutos, “Weapons” es brutal. Lo impredecible es la esencia de la trama, se desconoce completamente las intenciones del director. Te lleva de un lado a otro, mezclando ingredientes como los silencios y gritos ensordecedores. Otro factor clave es la manipulación, donde se van tejiendo pequeñas dosis de amenazas en más de una ocasión sin tornarse monótona. Rinde culto al cine clásico de horror, con variedad de escenas gore, misterio y tensión. Hasta se permite deslizarse al humor, sin romper la estructura.
La entrega rompe con lo tradicional, optando por centrarse en los zapatos de los personajes principales, narrando las vivencias personales de cada uno. Cuando está a punto de desatarse el clímax, es cuando cae el telón abruptamente del personaje y reinicia en otro protagonista, armando lenta y progresivamente las piezas del rompecabezas.
La trama es la repentina desaparición de todos los estudiantes de una misma clase a excepción de uno, Alex Lilly (Cary Christopher). Las autoridades realizan lo imposible para localizarlos, pero no se encuentran rastros. Sumergidos en la impotencia, la maestra de los estudiantes, Justine Garner (Julia Garner) decide indagar y no es la única, el padre de uno de los chicos, Archer Graff (Josh Brolin) también toma la iniciativa. El problema radica en que, durante el transcurso de la investigación, comienzan a suceder un sinfín de anomalías que te erizan la piel.

El desafío de Zach Cregger fue ofrecer contenido que se aleje de lo convencional, y tuvo la brillante idea de mantener el equilibrio entre la rareza y la coherencia. “Weapons” oscila entre el sentido y lo extraño, haciendo que te quedes pensando en qué harías en el lugar de los personajes. En todo momento la entrega despierta sensaciones; sustos, risas, incomodidad, desentendimiento, un poco de todo.
Las actuaciones estuvieron demasiado realistas, tomándose muy en serio el trabajo de encarnar a pobres víctimas desesperadas y atrapadas en una misma trampa. Se toman el trabajo de humanizar en lugar de convertirlos en unos héroes. Con abundantes defectos, pero una voluntad de hierro, hacen lo que pueden con lo que tienen. Conectan en todo momento con la audiencia y por eso es sublime, porque la intención de todo largometraje es que te disparen una sensación; que te ubiques en su lugar, que te invadas a preguntas de qué harías ahí. Sin duda, la trama cumple eficientemente con su finalidad.